Una forma de establecer un modo de relación con
el caballo, se estructura sobre la base de tres ejes: cooperación, colaboración
y conjunto, estas tres simples
palabras definen desde mi entender la mejor manera de relacionarnos con el
caballo, comprendiendo que nuestra relación debe partir en igualdad de intercambios
y si bien es cierto, que ellos pueden ser nuestros caballos, no es menos cierto
que nosotros somos sus humanos, aunque suene cómico. La interdependencia se
puede verificar en los distintos tipos de realizaciones que se dan entre
caballos y humanos, algunas deportivas, otras laborales, otras educativas e
incluso curativas o de rehabilitación, sin duda que en estas relaciones que se
establecen entre caballos y humanos, fácilmente pueden verse contaminadas por
las características de la relacionalidad humanas, entendamos que entre las
personas vamos a encontrar siempre relaciones patológicas o relaciones sanas, que se pueden presentar como extremos opuestos en los cuales nos
movemos en términos, justamente de como establezcamos estas relaciones, con el caballo es lo mismo, incluso
puede presentarse de manera muy expresiva, apelando a su nobleza que le permite
aceptar incondicionalmente, sus capacidad de aprendizaje y de aceptación puede
ser tal que algunos ejemplares terminan absolutamente doblegados e indefensos
frente a la exigencia humana, bueno, como muchos humanos también.
El CON-JUNTOS como modo de establecer nuestras
relaciones con el caballo nos coloca lado a lado, así literalmente, CON ellos y
JUNTO a ellos, hemos encontrado con mis colaboradores que esta forma de hacer
es la forma práctica de manifestar la idea de ser co-constructores de una nueva
realidad con los caballos, donde la idea de binomio del deporte de la
equitación acá se realiza en las demás
prácticas asistidas con caballos, tanto en la rehabilitación como en la
actividad recreativa, esto surge desde la práctica de realizar tareas de manera
conjunta y de crear nuevas formas de convivencia también de manera conjunta,
aquí es donde entran los otros conceptos: La COLABORACIÓN, como una forma de
co-elaborar, transformar a través del trabajo u obtener algo nuevo y la COOPERACIÓN como una forma de co-operar
en el sentido de realizar, llevar a cabo algo, entre varios o de manera
conjunta con un propósito definido. En donde el termino ¨Co¨ hace referencia a unión o compañía. Visto de esta forma, este
enfoque de el CON – JUNTOS se presenta casi como un meta-modelo de
relacionalidad entre caballos y humanos toda vez que intentamos unidos como co-constructores,
como co-terapeutas transformar una realidad (co-elaborar) y realizar diversas
tareas (co-operar) con y juntos a nuestros caballos, incluso nuestros usuarios,
dejando que el SER fluya desde esa sincronía de nuestro cerebro y corazón, en
una relación llena de intercambios amorosos, sanos y revitalizadores. Esta
forma de trabajar con nuestros caballos va sin duda alguna a contramano de la
ortodoxia y si bien es cierto que al principio era visto como bicho raro, ahora
se nos acercan a preguntar, a mirar, incluso nos piden consejos. Pero como se
llega a esto, básicamente por necesidad. Influenciado por el tema de los
susurradores de caballos y La doma racional y por la necesidad de realizar mis
terapias ecuestres sin colaboradores, ni voluntarios, (en mis inicios no había
mucho dinero), comienzo a trabajar solo, cumplía los tres roles: cabestreador, sidewalker
y terapeuta, claro mi primer caballo es un maestro, él ya tenía experiencia en
terapias, al poco tiempo comienzo a darme cuenta que no necesito llevarlo y
comienzo a guiarlo con palabras, gestos o pequeños toquecitos en su cuello,
pudiendo ocuparme plenamente del usuario, eso lo transfiero a otros caballos
con los mismos resultados. A partir de esto comprendo que no hay
adiestramiento, el caballo va suelto la mayoría del tiempo, para mí es un
aprendizaje y una disposición para realizar una tarea en CON – JUNTOS
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